sábado, 17 de julio de 2010

Un Viaje Infernal en el colectivo del Infierno:

Como todos los días de la semana, salgo de mi casa para tomar el colectivo 92, que me lleva al colegio. Estoy llegando a la parada de Billingurst y Peña. Me ubico atrás de una mujer y de repente siento un calor impresionante. (¡Qué raro!), pensé. Sobre todo porque era un día muy frío. El calor aumentaba hasta el punto que la cartera de la mujer que está adelante mío empieza a derretirse. Estoy delirando!, pensé. Junto en el momento que llegaba el colectivo, lo paro, subo y le pido un boleto de 1.10 en el momento que veo que el chofer era el mismo diablo. Me siento y veo que empieza a acercarse de manera increíble. ¡Nos vamos a matar!, pensé. Cuando está llegando a la Av. Las Heras, en vez de doblar a la derecha dobla a la izquierda, le digo al chofer: "¡Es para el otro lado!", a lo que él, no me respondió. En eso veo que el asfalto empieza a agrietarse y se abre y veo una puerta. La puerta se abre y el colectivo por la puerta y entra al Infierno. Ahí el colectivo se detiene y empieza a derretirse con los pasajeros adentro hasta el momento que me despierto (había tenido una pesadilla). El colectivo se detiene, salgo y camino hasta el colegio.

Facundo Rainoldi, 1º 4ª "B".

Diego y el sepillo mágico

Diego era unniño muy alegre. Todo el día estaba jugando y animando a sus compañeros pero todos, todos los días tenía su momento de tristeza. Sus amigos no lo entendían. lavarse los dientes era muy divertido y saludable, pero Diego se ponía muy nervioso cuando tenía que hacerlo. No le gustaba la sensación que provocaba en sus dientes los pelitos del cepillo.
Su madre estaba muy preocupada porque no sabía que hacer.
Una tarde la mamá de Diego, después de la merienda, le propuso ir al supermercado a comprar la comida. Diego aunque estaba jugando en su habitación, aceptó acompañar y así poder ayudar a su mamá con la compra. Una vez en el supermercado sacaron la lista de la compra y empezaron por la carnicería, después la frutería, panadería... como había mucho que comprar la mamá de Diego le pidió que fuera a agarrar papel higiénico y shampoo. Diego buscó por todos los pasillos del supermercado lo que su mamá le había dicho. Pero cual fue su sorpresa que cuando paso por uno de los pasillos escucho que alguien lo llamaba.
- ¡Che, che! Diego se giró y buscó a la persona que lo llamaba, pero nada de nada no había nadie.
- ¡Che, che! Volvió a escuchar.
- Pero, ¿Quién me llama? Se preguntó Diego.
- ¡Ehh! ¡Soy yo! ¡Estoy acá!
Diego se quedó con la boca abierta! No puede ser! ¿Me esta hablando un cepillo de dientes?
- ¡Hola! ¡Soy yo!
- ¡Hola! -contestó Diego.
- ¿Cómo te llamas?
- ¿Yo? Diego -contestó nervioso.
- ¡Hola Diego! Yo me llamo Colgate Total 12.
- Pero...? Por qué me hablás si sos un cepillo de dientes?
- Sí, pero soy mágico.
- ¿Mágico? ¿por qué?
- Si me llevas con vos lo vas a descubrir.
- Pero es que a mí no me gustan mucho los cepillos de dientes, y menos usarlos.
- Pero, qué decis?!, si somos muy cariñosos y además cuidamos de nuestros amigos los dientes.
- Sí,... pero me das miedo.
- ¡Bueno! Si me llevas con vos te voy a demostrar como puedo ayudarte y vas a ver como nos convertimos en grandes amigos.
Diego agarró el Colgate Total 12, cuando vio a su mamá, ésta se puso muy contenta al ver que su hijo por fin decidía a comprarse un cepillo de dientes.
Al llegar a casa lo primero que hizo Diego fue a estrenar a su nuevo amigo.
Colgate le dijo que confiara en el y al empezar a cepillarse los dientes comprobó la agradable sensación que su amigo le causaba, Diego empezó a reírse mientras se cepillaba y Colgate seguía sepillando los dientes de su amigo Diego.
Al día siguiente, Diego fue al colegio y se encontró con un compañerito nuevo, que no quería sepillarse los dientes, y Diego le dijo que lo acompañara al supermercado que él iba a encontrar un amiguito que le solucionara su problema. ¡Fin!



Por Diego Colucci, 1º 4ª Comercialización "B".

Viajes Extraños

Era un viaje de negocios, como todas las semanas. Me encantaba volar y conocer lugares nuevos y extraños. Aunque sólo era parte de mi trabajo.
Mi día empezaba a las 6 AM. me afeitaba, me duchaba y siempre con el traje preparado.
Luego salía con mi avión privado hacia citas programadas con la agenda llena de negociaciones.
Acostumbraba a contemplar los cielos y bellos paisajes siempre acompañada por mi secretaria, ni contador personal y los pilotos. Aunque a veces me gustaba manejar y hasta deseaba volar yo mismo, era un día gris. No había malos pronósticos y decidimos salir igual porque nunca tuve miedo. Podían más mis ganas de volar. De todos modos, me sucedió algo muy extraño, que solo yo pude percibir.
Estaba mirando por la ventanilla y de un momento a otro comenzó a llover pero lo extraño y sorprendente es que empecé a tener sensaciones muy raras, es decir, mi cuerpo estaba en lugar del avión, yo volaba.
Al principio me sentí fascinado. Todo tenía relación. Ma hacía sentir volando. Era impresionante. El agua fría desde arriba, en el tercer cielo tocando las nubes. Los rayos golpeaban en todo mi cuerpo, era una mezcla de sensaciones de pánico y vértigo a la vez era un fenómeno en el que me había convertido era algo inexplicable estaba en otra dimensión desconocida para mí y cualquiera que le suceda me sentía privilegiado por lo que sucedía no sabía que me estaba pasando no sabía si era un sueño deseado o no deseado estaba en otro lugar pero coincidía con mi ambición de volar como un ángel, un avión o simplemente el viento vaya a saber lo que quería ser ese fenómeno con mi cuerpo y mente nunca supe que me sucedió pero fue algo fantástico, no tenía explicación.

Jorge A.Ramirez, 1º 4ª "B", T. N.