Cauteloso y sin apuro, él sale por su primer puerta conectándolo con un Paraiso Pequeño de variedades de flores, que resumen Los Primeros Rayos de la estrella más grande y luminosa. Esos mismos rayos que minutos después no podrán seguir proyectándole su sombra. Durante el pasillo frío y oscuro que transita todos los días, a pasos cortos. Antes de salir por las últimas de las puertas que lo integraran con todas las demás personas y especies animales que se cruzan hacia el camino donde debían tomar su colectivo que lo llevaba hacia el colegio.
Pero todavía le queda un trato para abordar el número 39, tranquilo se prende su cigarro y sigue caminando, volteando su mirada hacia el frente en casi todos los días la casa de los gatos de colores, colores verdes con entramados con azules y mezcla de otros diversos tonos fluorescentes, y con lujosos sombreros de retazos de trapos, que caían de la copa .
Dejando atrás ya esa imagen finalmente toma su colectivo hacia la escuela. Pero se percata que el conductor es menos que un duende con su camisa azul y pantalones de jeans obscuro pero con un detalle que lo delataba, su galera verde y con una moneda de oro en su punta. Haciéndose como que no vio nada, le indica su viaje al chofer e introduce sus monedas como siempre lo hace pero nota que el esperar el vuelto le caen caramelos con formas extrañas y un boleto de color plateado, que tenía escrito en su dorso "en un viaje distinto te ganaste hoy, llegaras más rápido a tu destino con tan sólo introducir tu boleto en la endija del asiento que elijas. Buen Viaje". Así que sin preguntar y sin dudar accedio a introducir su boleto ganado en el primer asiento que encontró disponible, a su faz, se cumplio lo dicho en su boleto, transportándolo por el tunel de espejos que reflejaban toda su vida. Sorprendido, disfruta ese viaje inesperado, pero veía muy cercano el fin del pasaje y de esa imagen, dandole otra perspectiva a su vida, cuando finalmente llegó espulsado de una corteza de un árbol antes añejo hacia la puerta de Ayacucho y Las Heras.
Miguel Ángel López, 1º 4ª "B".
Pero todavía le queda un trato para abordar el número 39, tranquilo se prende su cigarro y sigue caminando, volteando su mirada hacia el frente en casi todos los días la casa de los gatos de colores, colores verdes con entramados con azules y mezcla de otros diversos tonos fluorescentes, y con lujosos sombreros de retazos de trapos, que caían de la copa .
Dejando atrás ya esa imagen finalmente toma su colectivo hacia la escuela. Pero se percata que el conductor es menos que un duende con su camisa azul y pantalones de jeans obscuro pero con un detalle que lo delataba, su galera verde y con una moneda de oro en su punta. Haciéndose como que no vio nada, le indica su viaje al chofer e introduce sus monedas como siempre lo hace pero nota que el esperar el vuelto le caen caramelos con formas extrañas y un boleto de color plateado, que tenía escrito en su dorso "en un viaje distinto te ganaste hoy, llegaras más rápido a tu destino con tan sólo introducir tu boleto en la endija del asiento que elijas. Buen Viaje". Así que sin preguntar y sin dudar accedio a introducir su boleto ganado en el primer asiento que encontró disponible, a su faz, se cumplio lo dicho en su boleto, transportándolo por el tunel de espejos que reflejaban toda su vida. Sorprendido, disfruta ese viaje inesperado, pero veía muy cercano el fin del pasaje y de esa imagen, dandole otra perspectiva a su vida, cuando finalmente llegó espulsado de una corteza de un árbol antes añejo hacia la puerta de Ayacucho y Las Heras.
Miguel Ángel López, 1º 4ª "B".